Propiedades de la Melisa para mantener la calma

Propiedades de la Melisa para mantener la calma

Hay días en los que todo parece ir a contrarreloj. Entre el trabajo, la casa, las preocupaciones que se cuelan sin permiso y ese cansancio que no se va ni con tres cafés, una empieza a preguntarse si hay alguna manera de bajar el ritmo sin desconectarse del mundo. Y ahí es donde la melisa entra en escena, sin hacer ruido, pero con un efecto que muchas mujeres ya han empezado a valorar.

 

Una planta discreta que guarda más de un secreto

 

La melisa —o toronjil, como también se la conoce— pertenece a la misma familia que la menta, aunque su aroma recuerda más al limón recién cortado. A simple vista puede parecer una planta más, pero detrás de sus hojas se esconde una larga tradición de uso para calmar el cuerpo y despejar la mente.


Desde la antigüedad se ha utilizado para tratar malestares digestivos, ayudar a conciliar el sueño y, sobre todo, para aliviar esa inquietud que no siempre tiene una causa clara. Y lo mejor: no hace falta estar pasando por una crisis para aprovechar sus beneficios. La melisa acompaña tanto en los días agitados como en esos momentos en los que simplemente queremos conectar con una versión más tranquila de nosotras mismas.

 

 

Cómo actúa la melisa en el cuerpo

 

Una de las cosas que más llama la atención es su capacidad para influir en el sistema nervioso. No desde la fuerza, sino a través de una acción suave, casi imperceptible, pero efectiva. Según los especialistas, esta planta estimula la actividad del ácido gamma-aminobutírico (GABA), un neurotransmisor que cumple un rol esencial en la relajación. Cuando el GABA actúa, los pensamientos se ordenan, los músculos se distienden y la mente afloja.


Además, hay quienes la utilizan para calmar molestias estomacales vinculadas al estrés o la ansiedad. Esas que aparecen sin previo aviso y que parecen no tener explicación médica. En esos casos, la melisa ayuda a relajar el sistema digestivo, como si recordara al cuerpo que no todo requiere una respuesta de alerta.

 

 

Principales propiedades de la Melisa


 

Un respiro para el sistema digestivo

 

No todas las molestias digestivas tienen que ver con lo que comemos. Muchas veces, la ansiedad, el ritmo acelerado o incluso las emociones contenidas pueden repercutir directamente en el estómago. La melisa, además de relajar la mente, tiene un efecto positivo sobre el aparato digestivo: reduce los espasmos, calma la acidez y alivia esa sensación de “nudo en la panza” que no siempre se sabe explicar.


Por eso no es raro que forme parte de fórmulas naturales destinadas a mejorar la digestión o reducir el malestar abdominal en situaciones de nerviosismo. Es una de esas plantas que parecen entender que todo está conectado y actúa en consecuencia.

 


Una compañera discreta en momentos complejos

 

 

 

 

Hay épocas en las que todo parece más cuesta arriba. Cambios hormonales, jornadas agotadoras, situaciones que desbordan. En esos momentos, la melisa puede funcionar como un pequeño apoyo que, sin solucionar el mundo, ayuda a encontrar un poco de serenidad. No lo hace con estruendos, sino como un susurro que recuerda que bajar el ritmo también es una forma de cuidarse.


No es una varita mágica, ni pretende serlo. Pero para muchas mujeres, es ese detalle que marca la diferencia entre un día caótico y uno más llevadero. La clave está en no esperar a colapsar para empezar a prestar atención.


 

Aliada del descanso reparador

 

Dormir bien es un arte que muchas han olvidado. Las pantallas, las preocupaciones y el ritmo acelerado hacen que cerrar los ojos no sea garantía de descanso. En este escenario, la melisa se presenta como una opción natural para quienes buscan un sueño más profundo y reparador, sin recurrir a somníferos que dejan sensación de pesadez al despertar.


Se ha comprobado que sus compuestos, como los aceites esenciales y ciertos flavonoides, tienen un efecto sedante moderado que facilita la conciliación del sueño. Y no se trata de dormir por dormir, sino de despertar con la sensación de haber descansado de verdad, de esas que cambian el humor de todo el día.


En qué formas se puede consumir la Melisa

 

 

 

Lo más común es encontrarla en infusiones, que además de ser fáciles de preparar, tienen ese ritual relajante que ya de por sí predispone a la calma. Basta con una cucharadita de hojas secas por taza de agua caliente y unos minutos de reposo. El aroma que desprende ya empieza a hacer efecto antes del primer sorbo.


Pero también está disponible en cápsulas, extractos líquidos y combinada con otras plantas en fórmulas herbales. Algunas mujeres optan por incorporarla en suplementos pensados para dormir mejor, mientras que otras la usan como parte de su rutina diaria, sin esperar a que el estrés se desborde.


Eso sí, como con cualquier planta medicinal, no conviene abusar ni automedicarse. Aunque la melisa es segura en dosis habituales, siempre es buena idea consultar con un profesional de la salud, especialmente si se están tomando otros tratamientos o se atraviesa alguna etapa especial como el embarazo o la lactancia.


Lo que conviene tener en cuenta

 

Aunque la melisa es bien tolerada por la mayoría de las personas, hay ciertas precauciones que no está de más mencionar. Por ejemplo, su uso en combinación con medicamentos sedantes puede potenciar el efecto somnoliento. Tampoco se recomienda en mujeres embarazadas sin una consulta previa, ya que su influencia sobre el sistema hormonal aún no está del todo clara.


Otra cuestión a tener en cuenta es la importancia de elegir bien la procedencia de la planta si se va a consumir en forma de infusión o extracto. Busca siempre marcas confiables, que trabajen con ingredientes naturales y con un control adecuado de calidad. No todas las melisas que se venden tienen la misma concentración ni los mismos beneficios.


 

Escuchar al cuerpo antes de que grite

 

En un mundo que a veces exige más de lo que se puede dar, encontrar pequeñas formas de volver al eje puede hacer toda la diferencia. La melisa no es la solución a todos los males, pero sí puede ser una herramienta más para quienes buscan vivir con un poco menos de prisa y un poco más de presencia.


Hay algo muy valioso en permitirse momentos de calma, no como un lujo ocasional, sino como una parte necesaria del autocuidado. Y en ese camino, las plantas, con su sabiduría silenciosa, siguen teniendo mucho que ofrecer.

 





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